El presidente Javier Milei ha reconocido los problemas de infraestructura que enfrenta Argentina, pero no ha avanzado en implementar un plan concreto para reemplazar el gasto estatal con iniciativas privadas.
A pesar de prometer un sistema similar al de Chile, a cinco meses de su gobierno no se han visto avances en este sentido, lo que ha afectado gravemente al sector de la construcción y otros sectores productivos.
Durante un almuerzo con empresarios del CICyP, Milei admitió que el país tiene déficit tanto en infraestructura “soft” (regulaciones) como “hard” (rutas, puertos, trenes).
Sin embargo, no se han presentado proyectos de ley ni decretos que impulsen el financiamiento privado de la obra pública. El sector cree que la parálisis se debe tanto a la necesidad de ajustar el gasto como a la incapacidad de gestión del gobierno.
En Chile, las obras públicas necesarias pero no rentables son financiadas directamente por el Estado, y solo una pequeña parte del financiamiento privado está realmente en riesgo. Esto contradice la visión de Milei de que solo el sector privado debería encargarse de las obras si son rentables. Sin un marco legal y económico adecuado, el sector de la construcción en Argentina sigue en una profunda recesión.