La crisis del gas estalló en Argentina cuando Petrobras se negó a descargar un buque de GNL comprado de urgencia por el gobierno de Milei, dejando sin gas a estaciones de GNC e industrias.
La negativa de Petrobras se atribuye a problemas de pago y sospechas de corrupción en la compra, complicadas por la mala relación entre el presidente Lula y Milei, quien insultó a Lula y mostró apoyo a Bolsonaro.
El gobierno argentino enfrenta críticas por su mala planificación, agravada por la suspensión de obras complementarias del gasoducto de Vaca Muerta, que impide aumentar la producción de gas.
Esta falta de planificación obligará a la administración a gastar unos 3.200 millones de dólares en importar GNL, a un costo mucho mayor que el gas local, lo que podría afectar el superávit y las reservas del país.
En medio de este caos, el secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo, fue sorprendido por la crisis y el gobierno busca desesperadamente soluciones.
La falta de gas ya afecta al norte de Argentina y podría extenderse a Córdoba y Santa Fe, aumentando la presión política sobre el gobierno de Milei, especialmente con el invierno acercándose y el presidente ausente en un viaje privado a Estados Unidos.