La expresidenta, Cristina Kirchner, genera tensiones al asistir a un acto en Quilmes junto a la intendenta Mayra Mendoza, coincidiendo con un evento previsto por Axel Kicillof en Avellaneda. Este movimiento evidencia divisiones internas y disputas por la agenda política dentro del partido.
La superposición de horarios entre los eventos de Cristina y Kicillof refleja un creciente conflicto interno en el kirchnerismo. La elección de participar en el acto de Mendoza puede interpretarse como un mensaje hacia la interna del partido, mientras que la reprogramación del evento de Kicillof sugiere tensiones y necesidad de ajustar estrategias.
El regreso público de Cristina a la escena política coincide con una coyuntura marcada por la marcha universitaria y el contexto político generado por el gobierno de Milei.
Su participación en un evento en Quilmes representa una señal hacia la interna y una estrategia para mantener su relevancia política en medio de disputas internas.